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Chapter 2 - Virus Zombie

—¿¡Futuro!? ¿¡Qué estás diciendo!? —exclamó Chen Fei, completamente estupefacto.

Para él, aquella afirmación era simplemente absurda. ¡No! ¡Era ridícula en todos los sentidos!

—¡Oye! ¡Escúchame bien! —gruñó Chen Fei, con el ceño fruncido y la voz cargada de incredulidad—¡Soy un estudiante universitario con estudios superiores! ¿De verdad crees que voy a tragarme esa tontería?

El hombre vestido de negro no respondió. En lugar de eso, se acercó tranquilamente a la cama, levantó el colchón y, como si conociera cada rincón del cuarto, sacó unas revistas que Chen Fei había escondido ahí hace meses. Luego tomó el teléfono de Chen Fei, lo desbloqueó en segundos y navegó directo hasta unos archivos privados.

La expresión de tranquilidad con la que lo hacía puso a Chen Fei los pelos de punta. Su cuero cabelludo se entumeció, y un zumbido extraño le invadió el cerebro mientras lo observaba.

—¿Quieres que hablemos de esas veces que espiaste a Nangong Jin mientras hacía yoga por las mañanas...? —dijo el hombre, levantando una ceja con una sonrisa maliciosa.

—¡Estoy enfrentando mis errores, no hace falta que los repitas! —gritó Chen Fei, rojo como un tomate.

Al ver que el hombre de negro estaba a punto de revelar todos sus oscuros secretos, Chen Fei entró en pánico.

—¡¡Dios!! ¡¡Todo eso es mío!! ¿¡Por qué quieres hundirme contigo!? —exclamó desesperado, y rápidamente se abalanzó para taparle la boca.

"¿Quieres freírte de la misma raíz? ¡No me arrastres contigo, hermano mayor versión cyborg!"

Después de unos segundos de lucha interna y resignación, Chen Fei finalmente aceptó que sí, este tipo ridículo pero intimidante era... él mismo, doce años en el futuro.

Rodeándolo mientras lo analizaba con una mezcla de admiración y duda, murmuró:

—¡Tsk, hum, hum! ¡No esperaba ser tan guapo! ¡Pensé que con suerte tendría musculos y un estomago plano, pero mírame! ¡Soy un tío atractivo! ¿Eso es cuero genuino?

Chen Fei se disponía a soltar un suspiro emocionado, cuando su yo del futuro lo interrumpió con voz grave:

—Quedan 9 minutos y 35 segundos. Este viaje temporal es mi última oportunidad. Luego... tengo que desestabilizar el agujero de gusano para cerrarlo. No puedo volver. Escúchame con atención.

Con una seriedad inusual, el hombre de negro consultó el reloj holográfico de su brazalete metálico, y luego lo miró directamente a los ojos.

Chen Fei, sintiendo por primera vez que esto no era una broma, asintió solemnemente.

—Vale, vale... Te escucho. Te juro que no me distraeré. Ni siquiera miraré el escote de Nangong Jin cuando pase —dijo, llevándose una mano al pecho como si jurara ante un tribunal intergaláctico.

El rostro del Chen Fei del futuro se tensó aún más.

—No estoy aquí solo para advertirte por los archivos ocultos. Esto es serio. Lo que estoy a punto de decirte... podría cambiar todo.

Chen Fei tragó saliva.

—El virus TZS-001, que Estados Unidos afirma que es una nueva gripe... no lo es. Es un virus zombi. —Hizo una pausa, como si cada palabra pesara una tonelada—. La fuente del virus fue un meteorito gigante que cayó hace poco en el continente americano.

—¿Zombi? —Chen Fei casi se atraganta con su propia saliva—. ¿Como en las películas? ¿De los que muerden y comen cerebros?

—Peor —respondió su yo futuro—. Después de siete días, los infectados mueren uno a uno. Pero luego... se levantan. No como antes. Ya no son humanos. Son zombis veloces, fuertes, salvajes. Y con hambre.

Chen Fei sintió que su alma quería huir de su cuerpo por una rendija de la ventana.

—¿Y eso vendrá aquí?

El Chen Fei del futuro lo miró a los ojos y dijo:

—Sí. Y tú vas a ser clave para sobrevivir.... Para muchos.

Después de que una persona muere por la infección y se convierte en zombi, el virus zombi evoluciona rápidamente y toma control completo del cuerpo. La propagación del virus se acelera drásticamente. En un infectado normal, hay un período de incubación de siete días. Pero si esa persona infecta a otro antes de morir, el siguiente sufrirá el primer brote en solo seis horas.

Y si un zombi muerde directamente a una persona y la mata... entonces el proceso se reduce a algo espeluznante: en solo 10 a 15 segundos, el cadáver se levanta como un zombi completamente funcional.

El furioso virus zombi no es una enfermedad cualquiera. Es el prólogo de una era de oscuridad. El principio del fin.

Chen Fei se negaba a creerlo. En su interior, seguía aferrado a una lógica absurda: esto es demasiado ridículo, incluso para una historia de ciencia ficción de bajo presupuesto. Pero al ver el rostro sombrío de su yo del futuro, entendió que no era una broma. Que nadie en su sano juicio vendría desde el futuro solo para divertirse con él.

El hombre de negro suspiró y sacudió la cabeza, como decepcionado por su ingenuidad. Entonces, en su mano se materializó un cristal en forma de corazón, que emitía una luz azul suave y etérea. La energía que irradiaba no era de este mundo.

—Chen Fei —dijo con solemnidad—, lo que te diré ahora se grabará directamente en tu mente.

El cristal brilló más intensamente. El aire se volvió más denso. Chen Fei sintió que su conciencia se abría, como si una corriente de datos invisibles comenzara a fluir dentro de él.

—Este cristal no es un adorno. Es un sistema. Gracias a este sistema he logrado sobrevivir durante los últimos días de la humanidad. No debería estar aquí, no es parte del plan natural del tiempo, pero he tenido que intervenir… por una razón muy poderosa. Por el destino de todo lo que existe.

Chen Fei permanecía inmóvil, paralizado por la magnitud de lo que escuchaba.

—Cuando alcances mi nivel —continuó su otro yo—, comprenderás que hay más de un universo. Existen universos paralelos, millones de ellos. Nosotros estamos en el Séptimo Universo. Y la aparición de este virus zombi… es la señal inequívoca de que nuestro universo ha sido invadido.

—¿Invadido...? —preguntó Chen Fei, sintiendo que el suelo se desvanecía bajo sus pies.

—Sí. Alguien del Tercer Universo ha violado las reglas y ha insertado otro sistema en nuestro universo. Algo que jamás debió ocurrir. En teoría, solo puede existir un sistema por universo. Pero ahora hay dos… y eso está desestabilizando todo.

Su expresión se volvió sombría. La luz azul del cristal tembló, como si compartiera su pesar.

—He luchado contra ese sujeto durante seis años. He perdido personas que no puedo reemplazar. Familias enteras han desaparecido… Y te lo diré sin rodeos, estamos perdiendo. Yo estoy perdiendo. Y si caigo... el Séptimo Universo caerá también.

Guardó silencio por un segundo.

—Y se convertirá en lo mismo que el Decimotercer Universo. Un universo títere, sin voluntad propia, sin libertad, gobernado por el sistema corrupto que él trae. —Hizo una pausa y te miró directo a los ojos—. Y la única forma de impedirlo… es que tú tomes este sistema antes de que el otro lo haga.

Chen Fei escuchaba cada palabra con la expresión congelada. Su mente bullía, como si mil ideas chocaran al mismo tiempo y ninguna lograra imponerse.¿Salvar al universo? ¿Una guerra interdimensional? ¿Sistemas de poder insertados en cuerpos humanos?¡Ni en Los Vengadores se atrevieron a tanto!¿Ahora él, un simple estudiante universitario que ni siquiera había terminado su tesis, iba a cargar con la esperanza del Séptimo Universo?

¡Menudo chiste!

Cuando estaba a punto de levantar la mano para pedir explicaciones, una bola de luz azul emergió repentinamente en el dormitorio. Su resplandor hacía vibrar el aire, y con su sola presencia, la tensión se volvió insoportable. Al verla, el rostro del hombre de negro —su yo del futuro— cambió de inmediato. Su voz se volvió apresurada, como si el tiempo se le escurriera entre los dedos.

—Estoy transfiriendo el sistema a tu cuerpo ahora mismo. Ya no hay tiempo. Hay cosas que no puedo decirte todavía… —murmuró, apretando el cristal azul contra su pecho.

Chen Fei quería gritar que no entendía nada, que no estaba listo, que esto era demasiado… pero algo en su mirada le hizo callar. Era como si ya supiera qué venía después.

—Escucha bien, mi pequeño yo —dijo con voz grave—. Si te encuentras con alguien llamado Lin Feng, no te dejes engañar por su rostro amable o sus palabras suaves. Es tan peligroso como el virus. Si confirmas que tiene un sistema dentro de él... ¡mátalo! No dudes.

La bola de luz detrás del hombre comenzó a girar lentamente, como un vórtice suspendido en el aire, emitiendo pulsos de energía inestables.

—Desde ahora, valora a todos los que crean en ti. Protegerlos no solo los salvará a ellos, sino que te hará más fuerte a ti. Pero cuidado: habrá otros dueños de sistemas. Algunos vienen de otros universos. Si no eres lo suficientemente fuerte... no vivirás para ver el final.

Sin decir más, el hombre presionó el cristal azul en forma de corazón contra el pecho de Chen Fei.Una sacudida lo atravesó.El mundo se volvió negro.Su pulso se detuvo. Su respiración cesó.Durante diez segundos eternos, Chen Fei sintió que moría y renacía al mismo tiempo. Un torrente de energía desconocida se incrustó en cada célula de su cuerpo. Fue una experiencia traumática y transformadora.Cuando volvió a respirar, el hombre de negro ya caminaba hacia la bola de luz.

—¡Oye! ¡Hermano! ¡No me has dicho cómo funciona esto! ¿Dónde están las instrucciones? ¿Es por Bluetooth o por comandos de voz? ¿Cómo se sobrevive al fin del mundo? ¡Al menos déjame una guía rápida!

El hombre de negro ni se inmutó.

—Si te digo demasiado, aumentaré el riesgo. Ya has sido marcado por el sistema. A partir de ahora, deberás descubrir las cosas por ti mismo.Solo recuerda esto:¡Dispara a la cabeza!Y nunca permitas que te muerdan.Esa es tu primera y más básica lección de supervivencia.

Entonces, giró su rostro por última vez, como intentando buscar el rastro de las mujeres que vivian allí, pero no los encontro, una sombra de tristeza se poso en su mirada.

—Adiós... y buena suerte.

Y con eso, desapareció en el vórtice de luz, que se cerró detrás de él con un estruendo sordo.

Chen Fei quedó solo. El dormitorio en silencio.El corazón aún latiéndole con fuerza.En el aire flotaba algo invisible… pero dentro de él, algo ya había cambiado.

Al final, la voz del hombre de negro se volvió intermitente… y luego desapareció por completo junto con la bola de luz azul.Si no fuera por el bate retorcido que aún sostenía en la mano, Chen Fei dudaría seriamente de si todo lo ocurrido había sido una alucinación.

Permaneció de pie en silencio durante un buen rato, con la mente en blanco. Luego caminó lentamente hacia la cama, se sentó y colocó una mano sobre su pecho, donde el extraño cristal azul había entrado en su cuerpo.¿Qué demonios acaba de pasar?

Empezó a repasar lo que había dicho su yo del futuro.

Primero: el virus TZ-S001. Recién descubierto en Estados Unidos, resultó no ser una simple mutación de gripe… sino un virus zombi.En una semana se propagaría por completo.Y convertiría al mundo entero en un infierno zombi global.

Segundo: el misterioso sistema. Según su "yo de doce años después", este sistema sería su única esperanza para sobrevivir al fin del mundo.Y además, había otro portador de sistema: un tal Lin Feng, al que debía eliminar sin dudar.

Tercero: los universos paralelos, los sistemas múltiples, las guerras interdimensionales...¡Por favor! Eso era demasiada ciencia ficción incluso para su gusto. Si fuera una serie, ya la habría abandonado por ser inverosímil.

Aun así… no podía negar lo que había vivido.Tenía dos semanas de ventaja. Solo dos semanas antes del fin.Y eso era su mayor —y única— ventaja.

Pero había algo que realmente le dolía en el alma. Su versión del futuro, tan dramática y poderosa, ¡no le había dicho absolutamente nada útil!Ni una lista de consejos, ni una guía paso a paso, ni siquiera una contraseña de inicio para ese tal "sistema".Solo había dicho:

"Dispara a la cabeza. No dejes que te muerdan."

¡¿Eso era todo?!

Chen Fei se agarró la cabeza frustrado.—¡Maldita sea, yo del futuro! ¿¡Eso fue todo lo que pudiste decirme después de 12 años de experiencia en un apocalipsis zombi!? ¡¿No podías al menos darme un maldito tutorial?!Nominalmente me diste un sistema superpoderoso… ¡pero ni siquiera puedo verlo! No sé cómo se activa, cómo se usa ni siquiera si tiene nombre.¡Nima! ¡Esto fue como recibir una caja fuerte sin combinación y con una bomba dentro!

Chen Fei apretó los dientes.Tenía que ser realista. El apocalipsis se avecinaba.Y ahora, él sabía algo que nadie más sabía.Eso —por ahora— era su única carta ganadora.

Chen Fei conocía muy bien el término zombi.Había aparecido en incontables películas, videojuegos y series de televisión sobre el fin del mundo. Aunque siempre pensó que eran meras fantasías entretenidas, ahora —ante la inminente llegada del apocalipsis real— esas historias se convirtieron en material de estudio obligatorio.

Sin perder tiempo, Chen Fei caminó hacia su escritorio, desbloqueó su teléfono y comenzó a buscar todas las películas y series relacionadas con zombis que pudiera encontrar. Su objetivo era claro: analizar, aprender y crear un plan de supervivencia.

A partir de ahí, se sumergió por completo en un mar de sangre ficticia y supervivencia cinematográfica.Excepto por las visitas urgentes al baño, pasó todo el día encerrado en su habitación, devorando episodios, tomando notas frenéticamente en un cuaderno, y pausando cada escena importante para anotar estrategias.

No sabía cuántas veces había estado más concentrado en su vida —desde luego, mucho más que cuando estudiaba para los exámenes.

Mientras tanto, Mu Meiqing y Nangong Jin asumieron que el comportamiento extraño de Chen Fei se debía a su mal humor por lo ocurrido el día anterior —aquella paliza no fue precisamente ligera—, así que decidieron no molestarlo ni prestarle mucha atención.Desde su perspectiva, simplemente estaba deprimido y necesitaba espacio.

Pero no.Chen Fei estaba absorbiendo información como una esponja en modo de emergencia.Solo durmió una hora esa noche, y tan pronto como abrió los ojos, volvió a encender la pantalla y retomó su maratón de entrenamiento visual antizombi.

Finalmente, alrededor de las diez de la mañana del día siguiente, después de casi 24 horas de inmersión total, elaboró su primer gran plan:

"El código de supervivencia apocalíptico Z".

Un conjunto de reglas y tácticas esenciales basadas en toda la experiencia que el cine y la televisión le habían brindado.

Durante todo ese tiempo, también intentó comunicarse con el misterioso "sistema" del que su yo del futuro le habló. Lo llamó en voz alta, lo susurró, intentó con palabras clave genéricas como "activar sistema", "menú principal", "status", "inventario"… incluso probó diciendo "¡abracadabra".

Todo fue en vano.

Nada ocurrió.

Pero Chen Fei no se rindió. Sabía que el sistema estaba en su cuerpo, y aunque por ahora fuera un misterio, el apocalipsis no lo iba a esperar.

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