"Kikai no Yong."Así comenzaron a llamarlo.
No por admiración.No por miedo.Ni siquiera por respeto.
Lo llamaban así porque no sabían cómo explicarlo.
Porque mientras todos hablaban, él hacía.Mientras otros se quejaban, él trabajaba.Mientras los días pasaban, él avanzaba.
Como una máquina.
Sus movimientos eran calculados. Rítmicos. Constantes.Su rostro nunca mostraba ira, frustración ni orgullo.Solo concentración.Solo rutina.
En cada callejón, cada tejado, cada mercado... estaba él.
Barriendo hojas al amanecer con una escoba rota.Persiguiendo gatos por callejones sin nombre al mediodía.Limpiando desagües con una máscara improvisada por la tarde.Cargando paquetes al anochecer, con las manos marcadas por las cuerdas.
Yong.El genin eterno.El que no hablaba mucho.El que no se detenía jamás.
El que se movía como si no fuera de carne.
Al principio, fue una broma.Los genin lo usaban como apodo irónico:
—¡Ahí va "Kikai no Yong"! ¡Otra misión de limpieza, seguro!—Dicen que si pronuncias su nombre tres veces, aparece con un trapeador en la mano.
Los chuunin lo repetían con sorna entre cigarrillos y descanso:
—Me encontré al "Kikai" esta mañana... estaba recogiendo hojas con precisión quirúrgica.—¿Yong? Nah, ese no sangra. Solo se reinicia cada noche.
Incluso algunos jōnin —hombres y mujeres que habían sobrevivido guerras— se reían con una mezcla de burla y superstición:
—Ese muchacho me da escalofríos. Siempre está... funcionando.—Tal vez no sea un ninja. Tal vez sea un proyecto de T&I que se escapó.
Yong los escuchaba a todos.
Y sonreía. Con calma.
Como si supiera algo que los demás no.Porque lo sabía.
Al segundo día, poco antes del mediodía, completó la vigésima misión.
[20/20 MISIONES RANGO D COMPLETADAS]
Sin ceremonia. Sin testigos.Solo una pila de pergaminos entregados con precisión, uno tras otro.
La recepcionista —una mujer que había visto generaciones de genin entrar y caer— lo observó con ojos ligeramente entrecerrados. Ya no con burla. Ya no con duda.
Con una silenciosa curiosidad.
—... No entiendo cómo lo haces —dijo, entregándole los últimos sellos—. ¿No te agotas?
Yong la miró con suavidad.
—Sí me canso. Pero no me detengo.
Y salió del edificio.
No fue a casa.No fue a comer.
Fue a entrenar.
El Campo de Entrenamiento Nº 5 era uno de los más olvidados de la aldea.Demasiado viejo. Demasiado erosionado.Perfecto para alguien que no necesitaba espectadores.
Yong lo hizo suyo.
Kunais al blanco.Saltos de rama en rama.Simulaciones de evasión.Pruebas de reacción.Secuencias de movimiento visual y análisis táctico.
Cada repetición era más precisa que la anterior.
No entrenaba como un ninja común.
Entrenaba como una máquina en calibración.
No había gritos.No había fallos.Solo constancia.
Y cuando lanzó su último kunai al centro exacto de un tronco viejo...
Tiiiiin.
[MISIÓN COMPLETADA][RECOMPENSA: SERVOPOTENCIADOR DE FIBRA MUSCULAR – EXTREMIDADES INFERIORES][¿DESEA INSTALAR? Y/N]
Yong respiró hondo. El sudor le corría por la frente.Y sonrió.
—Sí.
[INSTALANDO...]
La respuesta fue casi inmediata.
Un cosquilleo se encendió en sus piernas, como si cables invisibles se encajaran entre los músculos y los huesos.Las fibras sintéticas se mezclaban con la carne. La energía latía bajo la piel.
[INSTALACIÓN COMPLETA][EFECTO: +80% POTENCIA DE SALTO, VELOCIDAD DE DESPLAZAMIENTO Y AMORTIGUACIÓN DE CAÍDAS]
Yong dio un paso.
El suelo ya no respondía igual.Era más ligero. Más firme. Más reactivo.Dio otro paso. Saltó. Rebotó de una roca a un árbol.Se movía como si hubiera nacido para eso.
No más torpezas.No más lentitud.
El mundo empezaba a perder su ventaja.
Subió a una rama alta, se sentó, y contempló el atardecer.El cielo era rojo, como una herida abierta.
Y por primera vez en mucho tiempo… se sintió más cerca del futuro que del pasado.
A la mañana siguiente, el aroma del arroz simple llenaba su cuarto.El vapor se elevaba en silencio.
Y justo cuando servía su desayuno...
El sistema habló.
[¡BUENOS DÍAS, YONG!][NUEVA MISIÓN DISPONIBLE][OBJETIVO: COMPLETAR UNA MISIÓN DE RANGO C – EN SOLITARIO][RECOMPENSA: SISTEMA DE ANÁLISIS DE COMBATE – MÓDULO BETA]
La pantalla se mantuvo flotando unos segundos más de lo habitual.Como si supiera que aquello era un punto de inflexión.
Una misión de Rango C. Solo.No más tareas domésticas.No más servicio civil.Ahora... venía el peligro real.
Heridas. Sangre. Enemigos.Y posibilidad de muerte.
Yong bajó la mirada al plato humeante.
No dijo nada de inmediato.
Solo se vio a sí mismo reflejado en el líquido.Y no se reconoció.
Los ojos eran los suyos.Pero la expresión... no.
Ya no era el chico que barría las hojas con resignación.Ya no era el fracasado que temía no ser nada.
Ahora había algo distinto.Frío. Preciso. Inquebrantable.
—Al fin... —susurró.
Se puso de pie.Ajustó su banda ninja.Y caminó hacia la puerta sin mirar atrás.
Porque lo que venía no era una simple misión.
Era su verdadero primer paso como arma.